Tras dos penosos meses, donde uno se enteró de la movida del verano, vio los goles de Leopoldo Jacinto Luque en el año de Matusalén, se recreó con el fútbol de la poderosa liga chechena, se ha bancado el receso de invierno en Europa, retornó el deporte más popular en la primera división argentina. A pesar de los desmanejos, la violencia, los poderíos de Boca y River, los periodistas lame botas; la sangre vuelve a circular por las venas de los hombres De las Provincias Unidas. Preferible jugar y perder, a escuchar a una esposa interrogar cien veces cuándo llegará la adquisición del aire acondicionado; o bien presionando para que uno haga horas extras para pagar unas vacaciones a más de 70 km de la casa. Por suerte, ahí llegó él, el mejor juego, el aún imprevisible, el que desarticula todas las estadísticas. Se debe agradecer al Señor y a la geometría euclideana por la forma esférica; a los astros, al sol por inspirarla y a todas las divinidades que hacen sobrevivir al juego por encima de los seres humanos. ¡Dulces sufrimientos a todos!
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