Cuando los colectiveros paran, son los pasajeros los perjudicados; cuando los médicos hacen huelga, los pacientes no son atendidos; cuando los piqueteros cortan alguna ruta, los automovilistas no llegan a horario; cuando los docentes reclaman, los niños no tienen clases; cuando los albañiles no trabajan, las familias se quedan sin casas; siempre alguien sale perjudicado cuando otros reclaman. El cliente siempre tiene la razón.
Luego de la última dictadura militar y la década globalizadora de los noventas, se ha roto el vínculo entre patrón y empleado. A nadie le importa quien es el mayor perjudicado, quien es el más débil; siempre y cuando esté bien atendido. El docente se queja del paro de colectivos, el colectivero, que gana tres veces más que un maestro, despotrica contra la huelga en las escuelas.
Deberíamos pensar màs a la hora de analizar las protestas y sino se puede observar como empresarios con 4X4 cortan las rutas en Gualguaychù, negando ser piqueteros. Mi abuela decía que a cada santo le llega su San martín, no sé que quiere decir pero capaz que mañana le toca a Ud interrumpir el tránsito.
