martes, julio 07, 2009

Cambios en el gabinete argentino y lo que vendrá.

Tras el revés electoral sufrido por el gobierno argentino, se presentan serias dudas de cual será el camino que la presidenta y su corriente política tomará hasta terminar su mandato. Una de las consecuencias de las elecciones legislativas fue el ingreso de Amado Boudou a la cartera de economía, Julio Alak en Justicia y Aníbal Fernández en la jefatura de gabinete, luego de la salida de Graciela Ocaña por Manzur en Salud aunque por otros motivos.

El gobierno argentino puede tomar dos caminos bien claros, uno es radicalizarse y realizar las profundas reformas que el país necesita para lograr su autonomía económica y generar cuadros en los lugares claves antes de perder la presidencia, de modo tal que ante una posible ubicación como oposición el modelo sea irreversible y se prepare el terreno para volver. La otra posibilidad implica tejer una suerte de alianzas para intentar retener el poder luego de 2011, lo que implicaría ceder terreno a los liberales contra el modelo intervencionista y de unidad latinoamericana, y eso no le garantizaría tampoco una continuidad en el poder.

El petróleo, la minería, los ferrocarriles, el acercamiento a el Proyecto Sur, la apertura a nuevos dirigentes y la formación de una base popular siguen siendo las materias pendientes de este gobierno. Si Cristina Fernández continúa lamentándose por la derrota y le deja espacio al diálogo que propone Duhalde, difícilmente se recupere el rumbo de la reconstrucción nacional, ahora bien, si se logra imponer la nueva Ley de Medios Audiovisuales junto a la nacionalización del Comercio Exterior de Granos, más el avance en los items antes mencionados, entonces quien asuma la presidencia en dos años tendrá que sudar mucho para revertir esas medidas.

miércoles, julio 01, 2009

Un inesperado giro a la derecha


El resultado de las elecciones legislativas en Argentina con la consiguiente derrota del Kirchnerismo, sumado al nuevo Euro-parlamento y al golpe de estado en Honduras, puede estar mostrando un asomo de nuevo liberalismo en avance. Cuando se pensaba que las políticas de intervención estatal en la economía debido a la crisis financiera mundial marcaban el comienzo de una era Estatista, el libre comercio muestra sus dientes ávidos de sangre.

Los nuevos parlamentarios europeos aprobaron la jornada laboral a 65 horas, los liberales son los que perpetraron la caída del presidente hondureño, quien tenía buenas relaciones con el ALBA de Hugo Chávez y en Argentina triunfan aquellos que quieren reprivatizar las jubilaciones y absolver de impuestos a los terratenientes. Sin ser el gobierno de Cristina Fernández revolucionario, ni siquiera parecido al de Perón en 1946, mostró ideas de alineación con preceptos de desarrollo nacional.

Ya su antecesor, el ex presidente Néstor Kichner, había estatizado el correo, elevó las retenciones al exportación de productos primarios, se alineó a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Brasil por encima de someterse al ALCA, derogó la Ley Federal de Educación del Banco Mundial y renegoció la Deuda Externa entre otras cosas. Además, la actual mandataria, nacionalizó Aerolíneas Argentinas, los fondos de jubilaciones e intentó nacionalizar el Comercio Exterior de Granos. Por supuesto que quedan temas pendientes, sin embargo, cada vez que se toma desde el gobierno argentino una medida en el sentido nacional, los sectores reaccionarios la enfrentan y la pobre base política no sale a respaldar las medidas.

Este panorama recuerda que no está para nada consolidado un esquema de integración latinoamericano, que cualquier gobierno que avance en ese sentido se enfrenta a grandes reveses y que en el mundo los agoreros del mercado no estan ultimados. ellos preparan una contraofensiva por los eslabones más débiles.